The Manilas

Por Pablo Luque

 

“No sabemos qué nombre tenemos todavía”, decía Maika Makovski, “pero lo que es seguro es que no va a salir como Maika Makovski ¡somos un grupo!”. Una pregunta recurrente a los músicos en entrevistas es si prefieren crear en solitario o en conjunto; la respuesta casi siempre es que prefieren trabajar en equipo. La música es un vehículo de expresión que crea una comunicación especial entre los que la tocan, los que la graban, y a veces también entre los que tienen la suerte de ver cómo sucede todo.

Es domingo a las 11.00  de la mañana y ya están sonando los instrumentos en el estudio El Observatorio. Es el momento de grabar un nuevo single para SON Records, en esta ocasión una versión de ‘He’s got the power’ de The Exciters. Maika Makovski al bajo, Olaia Bloom a la guitarra y Mariana Pérez a la batería tocarán en directo esta canción de los años 60, que va a tener un rollo muy rockabilly en contraposición al pop vocal de la original.

 

 

Todo va sobre ruedas: Olaia y Mariana estuvieron el día anterior preparando los arreglos, la guitarra suena muy punk y la batería tiene un redoble galopante y unos golpes de bombo contundentes que no dan respiro durante los dos minutos escasos que dura la versión. En el estudio hay un ambiente súper relajado, muchas risas, con la seguridad de que va a salir bien y rápido. Y así será. José M. Rosillo a los mandos, como en todos los SON Records que se cuecen desde SON Estudio, está de acuerdo en que a la canción le sientan muy bien esos arreglos a lo Ramones: “mola mucho ese rollo sucio”.

 

Después de un par de ensayos, Rosillo pulsa el REC y el trío empieza a tocar. “¡Vamos a por otra, que ya estamos lanzadas!” dice Maika, siempre sonriente. Las chicas no llevan mucho tiempo tocando juntas pero la conexión entre ellas es más que evidente; la toma buena no tarda más de diez minutos en llegar, y a la parte instrumental ya solo le faltan unos pequeños detalles. “¿Podemos meter una pandereta luego?”, pregunta Mariana.

 

Han pasado unas escasas dos horas desde que llegamos al estudio y la música ya está finiquitada. Faltan la voz principal y los coros, Rosillo le da un pequeño descanso a Maika para que se prepare para cantar mientras volvemos a escuchar la base instrumental. Nadie se atreve a clasificarla dentro de un estilo concreto pero se escuchan “rockabilly”, “punk” y “country”; probablemente sea una mezcla de todos ellos.

 

Maika se pone delante del micrófono y pide que por favor se bajen las luces para crear un clima más recogido y de concentración. Todos los demás estamos en la sala de control y escuchamos cómo lo clava en un abrir y cerrar de ojos; a pesar de estar un poco afectada por la alergia, su voz tiene muchísima fuerza y la modula a su antojo, tiene la situación perfectamente dominada y le da a la canción un carácter gamberro  y sensual a partes iguales. Además, Rosillo dice que “suena como una Nancy Sinatra cabreada” y apuesta por distorsionar la voz para que encaje todavía mejor con la base. El grupo decide de forma conjunta qué tomas de voz son las más adecuadas y se preparan para grabar los coros.

 

Las armonías que hacen para las segundas voces remiten mucho a la canción original y sirven de contrapunto a la fuerte voz principal de Maika. Unos uuuh por aquí, unos aaah por allá, “no me pidáis tantos coros enrevesados, ¡que yo soy batería!” dice Mariana; las risas se cuelan a través de los micrófonos. “¡Yeah, yeah, yeah!”. Se graban unas panderetas en un abrir y cerrar de ojos, son las tres de la tarde y ya está todo listo antes de comer. A la vuelta haremos el vídeo y una pequeña entrevista para SON.

 

Después del receso, las chicas vuelven con una noticia importante: “nos vamos a llamar The Mani-las”. El nombre tiene su porqué, ya que Maika y Olaia estuvieron tocando en la capital de Filipinas unas semanas atrás, con motivo de un proyecto de la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo); “como colofón final al concierto en Manila, quisimos tocar esta versión de ‘He’s got the power’, ¡pero la verdad es que no nos salió muy bien! Así que decidimos que sería muy guay grabarla en serio también con la ayuda de Mariana”, explican. Mientras hablamos, Rosillo ya está con las mezclas, así que para el final de la tarde ya estará todo terminado 100%.

Solo con el título de la canción ya se intuye que la letra de la misma no aboga precisamente por el feminismo, pero The Mani-las creen que es una buena oportunidad para hacer un ejercicio de ironía y darle la vuelta al tema tocándolo de forma poderosa. “El grupo tiene literalmente tres días” dice Maika, y aunque aún no tienen ni idea de a dónde irá a parar todo esto, si empiezan de esta manera sólo se pueden augurar cosas buenas.  Aún no saben con qué grupo compartirán el vinilo rojo SON Records, pero en cualquier caso ellas ya han puesto el listón muy alto ¡Larga vida a The Manilas!

 

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